Con la operación retorno son miles los conductores que han tomado las carreteras de nuestro país en la recta final de agosto. Si además tenemos en cuenta las pésimas condiciones meteorológicas de estos últimos días (me quede alucinado al ver el tornado de Aranjuez) podemos pensar que la cifra de accidentes en este último periodo va a ser más alta de lo que nos gustaría a todos, a falta de conocer datos oficiales claro está.
Y dentro de todos esos accidentes, los que se producen por salida del vehículo de la calzada suponen en torno al 40% de las victimas mortales en carretera. Este tipo de accidentes se producen cuando un vehículo sale sin control de la carretera, invade las márgenes y vuelca o colisiona con un elemento rígido o con el propio terreno causando daños tanto a los propios usuarios del vehículo como a las propiedades colindantes.
Es por tanto necesario pensar qué medidas son necesarias adoptar y dónde se deben aplicar desde la etapa de diseño de la infraestructura con el fin de garantizar la seguridad de los vehículos y minimizar los daños.
¿Qué factores influyen y qué medidas adoptar?
En este tipo de accidentes, la configuración de las márgenes de la calzada interviene de forma determinante en la gravedad de los accidentes por salida de la calzada. La pendiente transversal y los obstáculos existentes en dichas margenes unido al trazado de la carretera y la intensidad del tráfico y la velocidad con la que se circula por la misma son los factores que más influyen en la frecuencia de este tipo de accidentes.
Dado que los accidentes en general y estos en particular son fenómenos imposibles de eliminar por completo, el ingeniero debe tratar de reducir tanto su frecuencia, gracias a un diseño adecuado, como su gravedad, mediante el correcto acondicionamiento de las márgenes de la carrera.
Dado que en este post nos vamos a centrar en éste último punto, se puede decir que son dos los riesgos más importantes para un vehículo que abandona la calzada fuera de control. Por un lado, el riesgo de vuelco aumenta notablemente si la pendiente de las márgenes es demasiado elevada (superior a 3H:1V). Por el otro, las colisiones con elementos rígidos que puedan existir en las margenes de la calzada son el otro gran riesgo a tener en cuenta.
Guía para el acondicionamiento de la zona de seguridad
A tenor de los riesgos antes mencionados, en todas las carreteras se establece una zona libre de obstáculos o zona de seguridad. Se trata de «una franja de una determinada anchura situada a cada uno de los lados de la calzada que debe mantenerse libre de obstáculos no franqueables y presentar una pendiente transversal poco pronunciada con el objetivo de facilitar la recuperación del control de los vehículos que se salgan de la calzada y sin que se produzca el vuelco de los mismos».
La anchura de la zona de seguridad depende en todo caso del tipo de carretera, el trazado de la misma, la velocidad de circulación, la intensidad del tráfico y la propia configuración del margen por lo que no existe una anchura única y siendo necesario estudiar cada caso de forma particular.
Cuando no sea posible garantizar una zona de seguridad adecuada, ésta se debe proteger mediante dispositivos de contención de vehículos con unas características adecuadas, siendo este el último recurso a emplear.
De este modo, el procedimiento para el correcto acondicionamiento de las margenes de la calzada es el siguiente:
- En primer lugar, definir la zona de seguridad, es decir, su anchura. Ésta depende del tipo de alineación de la carretera, de la inclinación transversal de la margen y del tipo de accidente (grave o normal) además de si se trata de calzada única o existen calzadas separadas.
- A continuación se debe proceder a acondicionar el vuelco. El vuelco es un riesgo prioritario sobre la colisión, por lo que si la margen posee pendientes muy pronunciadas se deben instalar elementos de contención de características adecuadas.
- Finalmente se deben acondicionar los obstáculos. Y en esto, se fundamental seguir el siguiente orden de prioridad para conseguir resultados óptimos:
- Eliminar los elementos de riesgo u obstáculos siempre que su función no sea esencial para la infraestructura y sea técnica y económicamente viable.
- Desplazar el obstáculo a una distancia tal que quede fuera de la zona de seguridad, si resulta posible.
- Modificar la rigidez o el diseño del obstáculo con el fin de reducir la gravedad del impacto o de su franqueamiento.
- Como último recurso, proteger el obstáculo mediante la instalación de un sistema de contención de características adecuadas.
Pues hasta aquí esta breve guía, muy básica, sobre el acondicionamiento de las margenes de la calzada y como reducir la gravedad de los accidentes por salida de vehículo de la misma. Más adelante haré otra sobre los tipos de elementos de contención y cuándo elegir uno u otro, aunque sea para tener una idea general. Si te interesa este tema solo dímelo y me pongo a ello. 😉
Y como siempre, si te ha resultado útil te animo a dejarme un comentario y a compartirlo con todos aquellos a los que creas que les puede resultar interesante. Un saludo!
Bueno… Por temas de seguridad y salud no me gusta un pelo la foto de el cómo. ¿No había otra con corte de carril, furgón balizado, pantalón de alta visibilidad para todos, trabajo en equipo para reducir sobreesfuerzos…? Y viendo esas rocas, a saber lo que pasaría al intentar hincar los postes y ponerlos en altura.
Pues tienes toda la razón del mundo. Tomo nota. Gracias por la puntualización. 🙂